Huella de carbono: causa y efecto

Nos vamos haciendo una idea de lo que implica la cuestión de la huella de carbono. Escuchamos estos términos de forma continua en todos los medios, lo vemos en publicidad, televisión, internet. El asedio constante nos hace pensar en todo eso de la sostenibilidad, la ecología y cuidar de la naturaleza. Por el bien común y por el bien del planeta. Aunque el politiqueo que rodea el asunto, puede inducir dudas, ya que a veces parece que todos estos conceptos se acuñan con una finalidad económica de fondo.

Debido a que prácticamente todo lo relacionado con la sostenibilidad y la huella de carbono, suscita dudas en algunas personas, vamos a tratar de clarificar la cuestión. Adentrándonos en lo concerniente a la huella de carbono, para que todos podamos entender de qué se trata, sus causas y efectos, así como la manera de minimizarla.

Lo primero que tenemos que tener claro es de qué trata esto de la huella de carbono. De acuerdo con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, el mismo, se entiende como el cambio de clima, relacionado directa o indirectamente con la actividad del ser humano en el planeta, alterando la composición de la atmósfera. Por suerte, todos los habitantes del planeta podemos aportar nuestro granito de arena y luchar contra el cambio climático. Para conseguirlo, tan solo hay que promover la reducción de la huella de carbono. Este concepto, como sabemos, ha adquirido gran importancia a lo largo de las últimas décadas.

En pocas palabras, la huella de carbono, no es otra cosa que un indicador ambiental. Este indicador refleja o mide los gases de efecto invernadero, expresados en CO2, que emite de forma directa o indirecta, una actividad. De forma habitual se pone el foco en el dióxido de carbono, pero existe otros que también lo provocan como el metano o el óxido nitroso.

Todo sobre la huella

La manera de conocer la contribución de cada tipo de gas, es seguir un parámetro denominado Potencial de Calentamiento Global o GWP. Este parámetro compara el poder de calentamiento de una masa del gas en particular, con el poder de calentamiento de la misma masa de dióxido de carbono. Así se expresa el efecto conjunto de los gases en la misma base de medida. Esta base se denomina CO2 equivalente (CO2e). Para hacer el cálculo de los gases de efecto invernadero se utiliza una fórmula concreta: GEI (t CO2) = GEI (t gas)*GWP gas.

Lo primero que se hace a la hora de calcular la huella de carbono, es un inventario de las emisiones de estos gases o un análisis del ciclo de vida, en función de la tipología de la huella. Partiendo de la base de estos conocimientos, se puede implementar la correspondiente estrategia para reducir las emisiones de dióxido de carbono. Estas estrategias, se basan en aspectos como la eficiencia energética, el ahorro en las materias primas, la economía circular o mejoras en los procesos, entre otros. Una buena medida es recurrir a productos desechables y ecológicos como recomiendan desde Chiwawap, expertos en este tipo de productos.

La huella de carbono difiere a razón de la actividad en la que se ponga el foco. Es decir, en función de la actividad que se realice, se produce un tipo u otro de huella de carbono. Considerando las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo de un año.

La que nos atañe de forma más directa, no es otra que la huella de carbono personal. Esta huella se basas en los hábitos de consumo de cada persona. Tiene en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero que se asocian a los medios de transporte, el uso de la energía en el hogar, los hábitos alimentarios y de consumo.

Otro tipo de huella de carbono que se define, es la del producto. En esta huella, se incluyen las emisiones de gases de efecto invernadero que, se producen a lo largo de la extracción de materias primas, el proceso de producción, la generación de energía para llevarlo a cabo, el transporte, los usos del cliente y su tratamiento como residuo.

Por último, la huella de carbono corporativa que recoge las emisiones asociadas a la actividad de una empresa u organización. Sirve para identificar las medidas necesarias para lograr mayor eficiencia energética dentro de la empresa, así como las medidas de actuación a llevar a cabo con otras empresas del mismo sector.

Realizar el cálculo de la huella de carbono, puede hacerse utilizando las diferentes guías y herramientas que se pueden encontrar en internet. Estas herramientas pueden utilizarse tanto a nivel personal como corporativo, como las calculadoras desarrolladas por la ONU o el ministerio de transición ecológica en nuestro país.

El cálculo se basa en estándares internacionales y las emisiones se calculan, multiplicando el dato de consumo (la actividad) por su factor de emisión, en función del combustible utilizado, el tipo de energía o la actividad. La fórmula equivale a Huella de carbono = dato actividad x factor emisión.

Durante el ciclo de vida de cualquier producto o servicio, se diferencian varias etapas que requieren y generan emisiones, desde la extracción de las materias primas hasta el tratamiento de los residuos generados para su destrucción o transformación.

El alcance de la huella

Como comentábamos en el párrafo anterior, cada producto o servicio cuenta con diversas etapas a lo largo de su vida útil. En cada una de esas etapas, existe una organización o persona que se ocupa de medir, controlar y gestionar la energía necesaria y las emisiones de dicho proceso. Entre las cuales, podemos citar al conductor del camión de transporte, los responsables dentro del proceso de fabricación, el usuario… Las emisiones generadas en estos puntos, serían las emisiones directas generaras durante esa etapa, por esa persona u organización.

Desde este punto de vista, las emisiones de gases de efecto invernadero se clasifican en tres alcances:

  • Alcance 1 o emisiones directas. Este tipo de emisiones son las liberadas por la propia empresa o persona, en el lugar en el que se estar desarrollando la actividad. Un ejemplo lo tenemos en las emisiones producidas a consecuencia de la combustión de las calderas, los vehículos, hornos, etc.
  • Alcance 2 o emisiones indirectas asociadas a la energía. Asociadas a la adquisición de la energía eléctrica por parte de la empresa. Su origen procede de fuentes controladas por otra entidad ajena.
  • Alcance 3 u otras emisiones indirectas. Como sucede en el punto anterior, se trata de las emisiones a consecuencia de actividades de la empresa o persona que, se dan en fuentes de emisión que no son propiedad, ni están controladas por la empresa o persona. Actividades de extracción y producción de materias primas compradas por la empresa, uso de los productos vendidos o actividades de gestión de residuos, entran dentro de este grupo.

Todo esto tiene unas consecuencias reales sobre el planeta. Basta con echar un vistazo a clima y la meteorología para comprobar cómo han cambiado las estaciones. Estamos sufriendo unos cambios inesperados que nos afectan en gran medida. Por lo que no debemos ignorar los efectos negativos que los gases de efecto invernadero, tienen sobre el medio ambiente.

El cambio climático es uno de los más notables. Se debe al aumento de los gases de efecto invernadero en la atmosfera que atrapa el calor, lo que provoca un aumento en la temperatura global. Esto conlleva fenómenos meteorológicos extremos como huracanes de mayor intensidad, sequias más largas y olas de calor, como las que estamos padeciendo en los últimos años.

Otro efecto negativo es el deshielo de los glaciares. El calentamiento global generado por los gases de efecto invernadero, están provocando el deshielo de los glaciares y el hielo de los polos, con mayor rapidez, aumentando el nivel del mar. Esto supone una clara amenaza a las comunidades costeras y, por supuesto, a los ecosistemas marinos.

Por otro lado se produce acidificación de los océanos, a consecuencia del exceso de CO2 que se disuelve en los océanos. Esto afecta de forma directa a la vida marina, sobre todo corales y organismos con concha.

Al mismo tiempo, se produce una pérdida de la biodiversidad. Los cambios del clima y los hábitats naturales, afectan a numerosas especies, muchas de las cuales no cuentan con la capacidad necesaria, para adaptarse a las nuevas condiciones. De modo que conlleva la extinción de algunas especies y la disminución de otras.

Los ciudadanos de a pie no sabemos si esto tiene o no solución. Nos hacen pensar que sí. Tomando algunas medidas por costumbre, podemos reducir la emisión de gases de efecto invernadero y contribuir a mejorar el planeta. Algunas de las medidas a implementar son de lo más sencillo, como hacer un consumo responsable y consumir productos de temporada y proximidad, utilizar electrodomésticos de alta eficiencia energética, consumir menos energía y ahorrar agua o recurrir al transporte sostenible.

Son acciones que se pueden realizar sin mucho esfuerzo, esa es la realidad, por lo que no está de más probar. En el peor de los casos, el efecto no será para nada, negativo. Así que, tratemos de mejorar un poquito nuestro entorno, minimizando nuestra huella de carbono.

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